El fenómeno del uso excesivo de Internet y sus repercusiones en la salud psicosocial y física de adultos y jóvenes ha evolucionado con el tiempo. Investigaciones actuales sugieren que, además de los problemas identificados por Young en 1998, como la disminución de la participación en responsabilidades y el aislamiento social, existen nuevas dimensiones de impacto que merecen atención.
En el ámbito académico, la dependencia de Internet entre estudiantes se asocia con dificultades para completar tareas y estudiar para exámenes, lo que puede derivar en un rendimiento académico deficiente y, en algunos casos, al abandono escolar1. Además, el uso prolongado de Internet en posición sedente puede causar síndrome del túnel carpiano y dolor de espalda.
Un estudio reciente destaca que el 11.3% de la población usuaria de Internet entre 15 y 24 años corre un riesgo elevado de desarrollar un uso compulsivo de servicios digitales, con un aumento significativo entre los 12 y 16 años1. Los trastornos mentales derivados del abuso de los servicios digitales también provocan menor rendimiento académico y productividad en el trabajo1.
Los síntomas físicos más comunes incluyen fatiga, agotamiento, falta de sueño, pérdida de apetito, dolor de espalda y problemas de visión. En el plano afectivo, se reportan nerviosismo, apatía y pérdida de interés en actividades no relacionadas con Internet. El uso excesivo de Internet conduce a negligencia e irresponsabilidad en tareas cotidianas y sociales.
Algunos investigadores argumentan que Internet puede resultar en una disminución del contacto real y directo con las personas, fomentando una sociabilidad virtual que inhibe la formación de relaciones personales y sociales más profundas. Un estudio longitudinal en los Países Bajos encontró que el uso excesivo de Internet para comunicarse durante el primer o segundo año de tener acceso a Internet estaba asociado con una reducción de la comunicación familiar, un círculo social más reducido y un aumento en la depresión y la soledad1.
Las consecuencias del uso excesivo de Internet en niños y adolescentes también han sido objeto de estudio. Se ha observado que el uso problemático de redes sociales está asociado a menores niveles de autoestima y a mayores niveles de depresión, ansiedad, sensación de soledad y problemas mentales en general1. Además, los adolescentes que reciben principalmente retroalimentación negativa en sus perfiles sociales pueden experimentar una autoestima más baja, afectando negativamente su bienestar1.
Los estudiantes a menudo perciben que Internet tiene un impacto negativo en sus vidas, incluyendo retrasos en compromisos, distracciones y mala gestión del tiempo. Existe una correlación negativa entre el tiempo dedicado a juegos en línea y el rendimiento escolar, así como una correlación positiva entre el uso de videojuegos violentos y el comportamiento agresivo1. Sin embargo, debido a la falta de estudios longitudinales, no se pueden establecer conclusiones definitivas sobre la relación causal entre estos factores.
Desde Innopares creemos que es importante destacar que, si bien Internet ofrece numerosos beneficios, es esencial promover un uso responsable y consciente para mitigar los efectos negativos en la salud y el bienestar de los individuos.
Fuente de la imagen: creada con Co-pilot.
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